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Hace (12) meses
El agua y sus grillas
Marco Moreno
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En algún momento consideré desafortunada la campaña en favor del agua lanzada por el Partido Acción Nacional, y dije que era desafortunada porque llegaba mucho tiempo después de que la crisis del agua empezara en la zona metropolitana de Pachuca, pero que llegue tarde no implica que no se puedan expresar sus puntos de vista.

El tema del agua ha sido constantemente señalado por los grupos ambientalistas, por dirigentes políticos, por algunos diputados locales y por la ciudadanía misma.

La falta de suministro no es un hecho del momento, es algo que lo ciudadanos han denunciado de manera constante. Los habitantes de los barrios altos de la ciudad se han quejado constantemente de permanecer más de un mes sin agua desde hace más de 15 años.

A la gente de Camelia se le tenía que llevar pipas gestionadas ante el gobierno para que pudieran tener un poco de agua para consumo humano.

El agua es un derecho humano, no solo un servicio público, un derecho humano el cual reclama la misma progresividad que el resto de los derechos.

De hecho, en la agenda 2030 en torno al objetivo 6, Agua limpia y saneamiento, se asegura: “la escasez de recursos hídricos, la mala calidad del agua y el saneamiento inadecuado influyen negativamente en la seguridad alimentaria, las opciones de medios de subsistencia y las oportunidades de educación para las familias pobres en todo el mundo”.

Así de claro, así de certero. Por eso las declaraciones del titular de la Comisión de Agua y Alcantarillado de Servicios Intermunicipales (Caasim), en torno a que cientos agentes políticos están usando el tema del agua en un sentido político, son, por lo menos, desafortunadas e inadecuadas.

Es verdad que el tema del agua no es responsabilidad directa del actual gobierno. Es verdad que el desastre hídrico en el que se encuentra sumido el estado de Hidalgo es real y tampoco culpa directa de la actual administración.

Que es un tema técnico, sí; que cualquiera de los agentes políticos del estado lo deje fuera de su agenda y no se refiera a él sería un absurdo colosal. Dirían los abuelos: entregarle la Iglesia a Lutero y pedirle que la cuide.

En la meta 6.3 de la misma agenda se dice “de aquí a 2030, aumentar considerablemente el uso eficiente de los recursos hídricos en todos los sectores y asegurar la sostenibilidad de la extracción y el abastecimiento de agua dulce para hacer frente a la escasez de agua y reducir considerablemente el número de personas que sufren falta de agua”.

Hay un hecho que es ineludible, el agua ha sido declarada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) un derecho humano, un derecho esencial para garantizar el pleno disfrute de la vida. ¿Qué de esa parte no le queda claro al titular de Caasim?

Ha dicho de manera contundente que “es muy bajo tomar una bandera como esta para querer resaltar o querer protagonizar, levantar la mano para lo que venga; no hablo de manera específica de alguien en particular, pero en el momento que sigan insistiendo tendré que salir a dar los nombres”.

Ojalá que antes que los nombres y las quejas sobre cómo dejaron otros gobiernos la red de agua potable, salga y dé a conocer de manera específica cuáles son las acciones que el organismo que representa está tomando para convertir el derecho al agua y al saneamiento en un argumento irrebatible por cualquier ciudadano.

Salir a decir los nombres. Señalar a aquellos que se atreven a decir que el agua es un problema profundo en la zona metropolitana de Pachuca, vaya, suena extraño, raro, con ese incomprensible aroma de la censura.

Sobre todo, si consideramos que el presidente de la República ha afirmado de manera categórica que lo público es público y por ello, escrutable.

La expresión de una opinión en torno a un tema es, además, otro derecho que las personas tienen: un derecho que en el plano internacional “se plantea (…) en una doble dimensión: contribuye a la fortaleza y tutela de los derechos humanos, en su conjunto, y significa un poderoso instrumento para la consolidación y preservación de la democracia”.

El titular de la Caasim contundente afirma “garantizar que el abasto de agua sea el mismo para todos en presente y futuro, primero el pueblo y primero el agua, no vamos a caer en grillas, la gente que se molesta es porque no tiene los mismos privilegios que antes tenían”.

Solo que, en materia de agua, la inmensa mayoría de pueblo siempre ha estado tandeado o sin agua y son ellos los que ha tomado las diferentes avenidas de la ciudad para reclamar un mejor servicio. Ni más ni menos.

 

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