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Hace (19) meses
Efectividad de las áreas naturales protegidas en México
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La vida en la Tierra se encuentra en riesgo y la especie humana es una grave amenaza por su capacidad de trasformar el medio ambiente. En otras palabras, para generar cultivos de explotación comercial, pastizales para la cría de ganado o para edificar ciudades se han ido eliminando numerosos hábitats de especies animales y vegetales, con la consecuente reducción de sus poblaciones. Bosques y selvas completos han sido borrados para la extracción de grava, piedra, lajas, metales o, más recientemente, de minerales útiles en los sistemas electrónicos de las modernas tecnologías.

Tiene poco más de 50 años que este problema se convirtió en una fuerte preocupación, y como respuesta se fundó la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés), desde donde se han tomado acuerdos encaminados a que los países destinen territorios para la protección de los organismos vivos de muy diversos ecosistemas. México ha participado con la creación de 182 Áreas Naturales Protegidas (ANP) con logros importantes, aunque en los últimos años han recibido cuestionamientos.

Al respecto, en un estudio de 2009, que buscaba saber qué tan bien representados están los mamíferos mexicanos en la red federal de ANP, los académicos Luis Bernardo Vázquez y David Valenzuela Galván señalaron que ciertos hábitats muy extensos en las reservas, como los áridos o semiáridos, reciben una protección que cubre apenas pequeñas partes; es decir, la deficiente conservación de las zonas áridas de México es una cruda realidad.

Asimismo, destacan que las ANP no siempre se ubican en los sitios de mayor biodiversidad y muchas veces se encuentran aisladas y distantes, lo que impide la conservación óptima de algunos animales que requieren de grandes espacios con continuidad territorial garantizada, como el jaguar y el tapir. También advierten que frecuentemente se desconoce el número de especies potencial o real de estas áreas, lo cual sería un foco rojo pues, desde la perspectiva biológica, la efectividad se liga a la información que aportan; si son efectivas, registraran más especies con poblaciones en desarrollo adecuado; en contraste, con campos sin protección o sin regulación en su manejo, destacó la investigadora Lorena Ruiz Montoya, investigadora del Departamento de Conservación de la Biodiversidad de El Colegio de la Frontera Sur, Ecosur San Cristóbal.

 

 

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