El miércoles pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador dirigió un mensaje a la nación con motivo del segundo aniversario del triunfo electoral de 2018.

En el recinto Parlamentario de Palacio Nacional –habrá que analizar por qué eligió ese lugar–, justificó así su próximo viaje a la ciudad de Washington: “El día de hoy inicia su aplicación el T-MEC, en un momento por demás oportuno, pues la vecindad con la economía más fuerte del planeta en las circunstancias actuales de recesión global nos ayudará a impulsar nuestras actividades productivas y a crear nuevos empleos. Este es el motivo principal de mi próximo viaje a Estados Unidos de Norteamérica y mi encuentro con el presidente Donald Trump”.

La justificación que esgrimió sería válida si al encuentro de jefes de gobierno también asistiera el primer ministro canadiense Justin Trudeau, quien hasta ayer no había confirmado su presencia.
Recordemos que T-MEC significa Tratado México-Estados Unidos-Canadá y cualquier reunión sobre el mismo debe ser tripartita y no, como todo indica que será, bipartita. ¿Será que AMLO y Trump piensan discutir algunos asuntos del T-MEC sin la imprescindible presencia de Trudeau?

Se sabe que la cumbre que se realizará los días 8 y 9 de julio fue propuesta por el gobierno mexicano, tal como lo informó el 24 de junio, mediante un tuit, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard. Se esperaba que Trudeau aceptara la invitación, pero, por diversas razones, seguramente no se dejará ver en la Casa Blanca.

El encuentro de los dos populistas ha sido criticado por muchos. Entre ellos, algunos exsecretarios de Relaciones Exteriores, la mayoría de quienes analizamos y comentamos estos asuntos a través de los medios de comunicación tradicionales y digitales, los dirigentes de los partidos de oposición, el gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, y 36 congresistas y dos senadores demócratas que integran el Congressional Hispanic Caucus (Junta Política Hispana del Congreso estadounidense), que preside el texano de San Antonio, Joaquín Castro.

¿Por qué hay oposición al viaje a Washington?

En primer lugar, al no asistir Trudeau no puede afirmarse que será con motivo del  T-MEC. Para que lo fuera deben estar presentes los gobernantes de los tres países.

En segundo lugar, AMLO decide visitar a Trump cuando éste está en plena campaña electoral en busca de su reelección y las encuestas lo ubican muy por debajo de su rival por el Partido Demócrata, el exvicepresidente Joe Biden. Al dejarse ver hablando maravillas de su nuevo amigo, el presidente de México, de alguna manera, influirá sobre millones de mexicano-estadounidenses para que el 3 de noviembre voten por él. Esto ha enojado a los Demócratas que ven en la visita una intromisión de Andrés Manuel en su proceso electoral, la cual difícilmente le perdonarán de resultar victorioso Biden y en caso de que se queden con el control de ambas cámaras del Congreso.

En tercer lugar, el presidente de México dice que también quiere agradecerle a Trump la supuesta ayuda que le dio a nuestro país durante la pandemia y la crisis de los precios petroleros, olvidando las amenazas y los muchos insultos proferidos por el racista contra México y sus habitantes. AMLO no debería ir a Washington.

Eduardo Ruiz-Healy