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Hace (13) meses
8M
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El 8 de Marzo es una fecha icónica en la historia de una sociedad machista que solo a fuerza de madrazos y de enfrentamientos comienza a dar algunas señales de que hay cambios, menores, pero cambios al fin, en la concepción de lo que significa ser mujer y defender sus derechos.

Pero por más que los gobiernos se vistan de naranja y muchos, de dientes para afuera, reconozcan la genialidad de las féminas y juren y perjuren acerca de la paridad, lo cierto es que muy en el fondo menosprecian a las mujeres y mucho más en el fondo le mientan la madre a las que con mucho esfuerzo han llegado a puestos directivos.

Es una realidad, no hay por qué negarlo y hacerse pendejos, porque aun ahora, en las comunidades de Hidalgo, sin ir más lejos, las mujeres son marginadas, discriminadas, relegadas y lo más grave: condenadas a una vida de miseria y dominadas por una sociedad donde el derecho a la igualdad no existe.

¿O a poco me van a decir que hay paridad cuando en las comunidades más alejadas aún hay matrimonios arreglados donde a cambio de cerveza y un borrego se le entrega la joven al hombre que pudo pagar la dote?

¿Cómo chingados se puede hablar de paridad cuando hay embarazos de niñas que no tuvieron oportunidad ni de crecer y ahí las ven ustedes cargando en la espalda a un niño que más parece un juguete?

¿En verdad se puede hablar de respeto a las mujeres, cuando hay decenas de denuncias de violencia familiar que nada más no avanzan y, muy al contrario, esas mujeres víctimas de maltrato son doblemente maltratadas por un sistema insensible, prepotente, donde los compadrazgos son más poderosos que la misma justicia?

¿Hay respeto hacia la mujer cuando frecuentemente se reportan jóvenes mujeres desaparecidas que en la mayoría de los casos son asesinadas muchas de ellas después de sufrir golpes y violaciones?

La discriminación de la mujer es un síntoma de una sociedad que ha crecido a pesar de lo que se pregone, con la idea de superioridad que no deja espacios para el diálogo de igualdad entre los géneros.

¿Y saben qué es lo más preocupante?

La ligereza al referirse a todos los programas “con perspectiva de género” puestos en marcha, según, en favor de la mujer. ¿Les cae que se preocupan por las mujeres? Ahí les van algunos ejemplos:

Las indígenas de la zona Tepehua, condenadas a vivir una vida de sometimiento a los deseos de la familia que las ve como una moneda de cambio.

Una mujer madreada por su esposo a unos cuantos meses de tener a su bebé y que por miedo tuvo que regresar a vivir con su agresor.

Las jóvenes de la región de Tizayuca que han desaparecido y su familia no ha podido localizarlas.

Las jóvenes muertas y que sus asesinos no son capturados.

Las esposas que siguen esperando que sus maridos les regresen a sus hijos y, lo más triste, que esos hombres violentos, maltratadores y secuestradores parentales tienen el descaro de pedir pensión y que la autoridad permisiva condene a la mujer a entregar la pensión.

¿Le sigo o ahí la dejamos?

Ejemplos en Hidalgo hay muchos, pero las autoridades o se hacen de la vista gorda o argumentan, según su muy corta visión, que se cumple con la ley.

Es una vergüenza conocer esas historias donde lo que menos hay es justicia.

Así que ahí vamos de nuevo, con un importante grupo de mujeres en un grito constante para exigir respeto, respuestas, acciones contundentes y pidiendo que la sociedad no las ignore. En una palabra, que no se hagan pendejos ante una realidad, las mujeres solo quieren una sociedad igualitaria.

Porque eso de vestir de color naranja para recordar que son empáticos es una reverenda mamada.

 

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