¿Para qué elegimos senadores de la república?

La Constitución de 1824 señaló que el poder legislativo de la federación se depositaba en un congreso general que se dividía en “dos cámara, una de diputados y otra de senadores” y que el senado se compondría de “dos senadores de cada estado…”.”.

La Cámara de Senadores fue suprimida en la Constitución de 1857, que estableció que se depositaba “el ejercicio del Supremo Poder Legislativo en una asamblea que se denominará Congreso de la Unión. El Congreso de la Unión se compondrá de representantes, elegidos en su totalidad cada dos años por los ciudadanos mexicanos”.

En 1867, al concluir la Intervención Francesa, el presidente Benito Juárez le propuso al Congreso restablecer el Senado para que así hubiera un equilibrio de poderes dentro del sistema federalista.

Siete años después, siendo Sebastián Lerdo de Tejada el presidente, el Congreso reformó la Constitución del 57 y el 13 de noviembre de 1874 restauró la Cámara de Senadores.

Desde entonces a la fecha, reformas hechas a la anterior constitución y luego a la actual modificaron el número de senadores, su representatividad o las fechas de su elección para llegar a lo que hoy es el Senado. Así, hoy tenemos que “La Cámara de Senadores se integrará por 128 senadoras y senadores, de los cuales, en cada estado y en la Ciudad de México, dos serán elegidos según el principio de votación mayoritaria relativa y uno será asignado a la primera minoría… Las 32 senadurías restantes serán elegidas según el principio de representación proporcional, mediante el sistema de listas votadas en una sola circunscripción plurinominal nacional, conformadas de acuerdo con el principio de paridad, y encabezadas alternadamente entre mujeres y hombres cada periodo electivo”.

Al ser miembros del Poder Legislativo, la función primordial de un senador es legislar buscando en todo momento de que las leyes que promueva o vote sean para el beneficio de la mayoría de los mexicanos y no de un grupo político, social, religioso o económico.

Y sería conveniente que los senadores recordaran para qué fueron electos, porque ayer una mayoría de morenistas demostró que lo que menos les importa es legislar en beneficio de quienes pagamos sus sueldos sino hacer política barata y contribuir a dividir más a los mexicanos.

Veamos.
Por medio de un comunicado, un grupo de morenistas identificado como radicales o extremistas, firmaron un comunicado en el que, entre otras estupideces señalaron que “AMLO encarna a la nación y quienes se oponen a él son mercenarios y traidores a la patria… no son más que un puñado de mercenarios que al ver sus privilegios mancillados luchan con todo su poder económico para que prevalezca el viejo régimen… Los enemigos no son sólo los opositores a los principios democráticos y populares que encabeza el ejecutivo, sino opositores a México y a todas y todos los ciudadanos. El presidente encabeza la nación, el pueblo, la patria”.

Para estos senadores, el 40 por ciento de los mexicanos que no están de acuerdo con el presidente Andrés Manuel López Obrador son traidores. Y no es un grupo pequeño, más bien son poco más de 51 millones de personas.

¿Qué van a hacer después, pedir cárcel o muerte para los opositores?

Eduardo Ruiz-Healy