Chango viejo
 
Hace (56) meses
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Dicen que chango viejo no aprende maroma nueva y esto viene a cuento porque este fin de semana fue de contrastes y mostró las caras de una sociedad cambiante, abierta y, si quieren hasta moderna, pero en algunos casos, aun renuente a dejar los atavismos y los usos y costumbres políticos que tanto daño nos han hecho.
Fue un fin de semana interesante.
El sábado, pese a la abierta convocatoria en redes sociales, esa convocatoria que en ocasiones mueve a las masas, pero que esta vez no tuvo el eco que se esperaba.
La convocatoria de Chalecos Mx y otras organizaciones no fue suficiente para sacar de sus casas a los que están inconformes con la administración de AMLO, lo cual resultó decepcionante para muchos que estaban seguros de la molestia, según ellos de muchos, por el nuevo gobierno que no acaba de arrancar.
Extrañados los convocantes se preguntaban por qué, si están en contra del nuevo gobierno, solo se limitan a quejarse en charlas de pasillo o en los restaurantes a los que asisten de manera frecuente.
Pues nada que el encabronamiento que externan cada vez que pueden no tuvo la suficiente fuerza y solo acudieron poco mas de 5 mil personas según las cifras oficiales, eso si, ninguno fue acarreado.
Y de 5 mil manifestantes, al día siguiente la convocatoria para la marcha LGBTT en la Ciudad de México reunió a poco más de 150 mil personas en un domingo de libertad, respeto y tolerancia hacia los grupos diversos. Y tampoco hubo acarreados, lo que llama poderosamente la atención, porque nos demuestra que algo le está pasando a esta sociedad que hasta hace poco era poco paciente.
Y para rematar, el lunes AMLO, una vez más, mostró el musculo y reunió según cálculos conservadores, a 45 mil personas para machacarles a todos que ya cumplió un año de haber ganado.
Lo que no queda del todo claro es si hubo o no acarreados porque cuando menos en Hidalgo, la diputada Simey apuraba en sus redes a los simpatizantes para que acudieran con ella a la concentración y hasta había camión para llevarlos.
O sea que las maromas de los conservadores bien aprendidas no pueden abandonarlas nuestros nuevos políticos. ¿Pos no que ya son otros?
Total, que estos tres eventos dieron una clara evidencia que algo está sucediendo en esta sociedad que a cada momento sorprende por su cambios de humor, algunas veces fifi, otras chairo y muchas más diverso e incluyente.
Lo que si es un hecho, es que mientras no haya pleno convencimiento de que para progresar hay que jalar parejo, va a estar bien cabrón resolver los grandes problemas de este México dividido y azotado por una inseguridad que los gobernantes apenas comienzan a reconocer que existe y así con esa mentalidad, es mas difícil avanzar.

Palabras más, palabras menos.
Y cuando todos estábamos muy contentitos porque llegaba la Guardia Nacional a Hidalgo y que estos hombres y mujeres que le juraron al pesidente que iban a velar por los ciudadanos, arribaban a la entidad en las mejores condiciones tanto físicas como de equipamiento para enfrentar a los malosos, pues resulta que estábamos equivocados.
Efectivamente, llegaron 50 elementos con sus relucientes uniformes estilo francés, con buen armamento y dispuestos a rifársela por los hidalguenses.
Pero como decía mi madre, siempre hay un pinche pelo en la sopa.
Mucho uniforme, muchas armas y un chingo de ganas para comenzar a patrullar. Lo malo es que las patrullas que les asignaron están descompuestas y será el municipio Tula quien se encargue de repararlas. Lo que no sabemos es con qué dinero lo van hacer, porque el alcalde se quejó amargamente de que no tiene dinero ni para llevar la basura del municipio al relleno sanitario.
Espero sus comentarios.

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