Catador de pezones
 
Hace (37) meses
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Para Emilia Vallejo y sus ojos uva chiclamino

1: Me he dedicado a catar pezones durante los últimos ocho años, me he dedicado a hacer el amor y también la guerra; pero ya estoy cansado, quiero retirarme, recoger las maletas e irme a vivir tranquilo a una cabaña en el monte con mi perra Laica y mi Diabla de la Guarda, solos los tres, la Princesa sería mi conecte con el exterior, con la vida misma. Uno tiene derecho a escapar al campo con un block y una pluma, a estar solo, encontrarse uno mismo entre la bruma estéril de la noche, caminar a ciegas por el monte y escribir las cosas más contradictorias que le pasan por la mente, porque la vida es contradictoria, nadie actúa de acuerdo a sus principios o pensamiento, somos puro instinto; el ser humano actúa de acuerdo a emociones, y eso es precisamente lo que me envuelve en estos días, un puñado de emociones recién salidas del horno medicinal, donde me curo de tomar actitudes cuerdas. A veces pienso, me imagino, sueño que le hago el amor a la muerte, que es la única forma que existe para salvarse, enamorándola, pero mejor no hablar de la muerte, porque la vida se pone celosa y no me deja vivirla plenamente. Pensar que me faltan 24 años para jubilarme, qué hueva, alguna vez les he contado que desde pequeño deseaba ser jubilado, recibir dinero sin hacer nada, me sigue sonando bien; uno debería poder jubilarse a los veinte años de edad, o antes, para poder gastar el dinero en tonterías y vivir la vida a nuestro antojo; cuando nos llega la jubilación y el dinero ya somos unos ancianos dependientes de los hijos o de la salud, ya no nos sirve de nada, ya no podemos cogernos a las viejas más buenas ni podemos comprar vino, porque el médico lo ha prohibido como ha prohibido tantas otras cosas, como dejar de fumar y alejarse de las emociones fuertes. No sé por qué les hablo de estas cosas, seguramente coincidirán conmigo, y si no, pues me vale lo que piensen, –no escribo para después pedirles su opinión– en fin, las cuatro cosas que he amado y seguiré amando en mi juventud y aún más allá, son tres: el sexo y el sexo, soy un enfermo de priapismo, como verán, estoy jodido.

2: Te equivocaste, yo no buscaba a alguien con quien envejecer, yo te busqué porque contigo podía seguir siendo un niño. Así que sigue apagando tu luz, estoy listo para conocer tu oscuridad y amarla; quiero aprender a amar tu enojo y tu debilidad. Si estás cayendo en un abismo déjame construir una escalera. Déjame mostrarte hoy mi felicidad efímera, la nostalgia triste en despedida, te obsequio el amor, como mi último acto en tu nombre, de eterna rebeldía.

3: Saco un librito despastado que se encontraba en un cajón apolillado y me pongo a leer, se intitula Altazor temblor de cielo de Vicente Huidobro. ¿Cómo pude olvidarlo tanto tiempo? Descubro poemas que en algún tiempo dediqué a la niña de la secu, con lentes y colitas, por la cual moría día tras día y que inteligentemente hubo de negarse a mis suplicas siempre –claro, sabía que terminaría escribiendo poemitas de quinta sin ganar ni un quinto y con el deseo eterno de vivir de las letras– pues cada poema me trajo a la mente recuerdos, olores, música, gestos, lugares, Huidobro me incitó a escribir durante la adolescencia, dediqué su poesía a cuanta niña se me puso enfrente, supongo que en ese entonces pensaba que Huidobro no era muy bueno, su poesía nunca logró convencer a una chica de que anduviera conmigo, en cambio Parra o Gelman sí lo consiguieron; pero decidí darle otra oportunidad a Huidobro, (chéquense, le di otra oportunidad a Huidobro) tomé su poesía y la dediqué a la joven de veinte años, cayó rendida a mis pies, solo tenía que leerle un poema para que ella automáticamente me arrojara el sostén, así que no puede ser tan malo, bueno, la neta es que es un maestro en la poesía, yo lo admiro mucho y he leído parte de su obra, al leer a Huidobro encontrarás a un ser de carne y hueso, asómate nada más por un instante, encontrarás un molino, miles de ellos mirando el vuelo de todas las golondrinas, escuchaste bien, todas las golondrinas, sabrás porque es hermoso el relincho de un potro en la montaña; te enredarás con la muerte. Huidobro es un poeta en cada verso, su poesía refleja sentimiento y calidez. Transcribo parte del segundo canto: (…) Nacida en todos lo sitios donde pongo los ojos / Con la cabeza levantada / Y todo el cabello al viento / Eres más hermosa que el relincho de un potro en la montaña / Que la sirena de un barco que deja escapar toda su alma / Que un faro en la neblina buscando a quién salvar / Eres más hermosa que la golondrina atravesada por el viento / Eres el ruido del mar en verano / Eres el ruido de una calle populosa llena de admiración / Nada se compara a esa leyenda de semillas que deja tu presencia / Tu voz hace un imperio en el espacio / Y esa mano que se levanta en ti como si fuera a colgar soles en el aire / Y ese mirar que escribe mundos en el infinito / Y ese beso que hincha la proa de tus labios / Y esa sonrisa como un estandarte al frente de tu vida / Y ese secreto que dirige las mareas de tu pecho / Dormido a la sombra de tus senos / Si tú murieras / Las estrellas a pesar de su lámpara encendida / perderían el camino / ¿Qué sería del universo?

4: Escriban sus comentarios, críticas y más críticas y nada de elogios a: [email protected] twitter: @Vidal_Evans

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