Campañas y estilos – Columna de Jorge Martínez
 
Hace (26) meses
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Corrupción, ¿cuál?
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La obediencia ciega que por largas décadas cultivó el PRI entre su militancia, ha comenzado a desdibujarse conforme avanzan las precampañas, primordialmente porque el tricolor ya no tiene que ofrecer.

Los pasos de aquellos matraqueros profesionales, van dirigidos hacía Morena, en donde consideran que está el ganador de la gubernatura.

Allí, en la tradicional cargada, buscan tener la posibilidad de un empleo directivo, de becas, de negocios poco transparentes, de licitaciones a modo, vamos, de pertenecer al apenas 2 por ciento de los hidalguenses considerados de clase alta, según el último sondeo de Inegi.

El pudor partidista no importa, se lo guardan muy bien, bajo el pretexto de tener una vieja afinidad con el candidato Julio Menchaca.

Mientras que, en la contraparte, en las filas de Carolina Viggiano se notan las ausencias de aquellos operadores, que a lo largo de su carrera política-administrativa nutrieron desde el discurso hasta las filas de porristas.

Cierto es, que la campaña de la serrana tendrá un triple costo al de su adversario, porque los prestadores de servicios, los pequeños empresarios, los aplaudidores de siempre ya se encuentran en la porra de enfrente con grandes descuentos.

Esto sucede en las cúpulas, más no en ese 64.3 por ciento de las viviendas de hidalguenses que son habitadas por la llamada clase baja, aquella que tiene que sacar de la escuela a sus hijos para comenzar a trabajar.

Justo en ese sector depauperado es donde el discurso de los candidatos deberá tener la solidez suficiente para anidar una pequeña esperanza de que sus condiciones de vida podrían modificarse para bien.

Esto sin tomar en cuenta a esa clase media hidalguense que figura en el número 22 de la tabla nacional, y la cual, ha decidido muchas de las batallas electorales de la llamada oposición en México.

Significan un 36 por ciento de la población y ellos, según análisis serios, son quienes deciden las jornadas electorales. Ya se verá, quién de los candidatos ha tenido la sensibilidad de pintarles un mejor futuro.

Grande será la tarea del nuevo gobernante, porque no sólo tendrá que lidiar con los ancestrales males heredados, sino que deberá crear una vocación productiva a la entidad y rescatarla de la economía informal que la ahogó en situaciones extraordinarias como la pandemia.

Los planes de desarrollo gestados en despachos privados ya se vieron que carecen de efectividad, tan sólo hay que checar el actual, que de poco o nada sirvió, aún cuando nos prometió llegar al espacio.

 

Nimiedades: Los gastos excesivos y el desvío de algunas cuentas bancarias de una secretaría del gobierno estatal trae nerviosos a los empleados, no así, a los titulares.

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