En el Acuerdo de París una de las grandes preocupaciones es el que los países puedan, verdaderamente, lograr la ansiada meta de sostener la elevación de la temperatura global en 2° centígrados. Esta meta involucra acuerdos necesidades y compromisos adquiridos por los países miembros del acuerdo.

Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Am-biente (PNUMA), ha señalado que el año 2020 (resultó) ser uno de los más cálidos jamás registrados, con incendios forestales, tormentas y sequías que continúan causando estragos”.

Esto a pesar de que el 2020 fue un año en el que la movilidad de las personas se vio reducida por el confinamiento global frente a la pandemia del Covid-19.

Sin embargo, la directora del PNUMA, también manifestó que “el Informe sobre la Brecha de Emisiones muestra que una recuperación verde de la pandemia puede reducir enormemente las emisiones de gases de efecto invernadero y ayudar a frenar el cambio climático”.

La Brecha de Emisiones es una forma de observar el avance de los trabajos globales que en tareas de adaptación y mitigación del cambio climático, se podría decir que es el camino que nos lleva de aquí a allá, suena extraño pero, se expresa de la siguiente manera, Es lo que hay entre las emisiones que generamos en este momento y las que deseamos generar dentro de un tiempo determinado.

En el caso de México, entre 2018 y 2019, las emisiones de Co2 se redujeron un 1.62%. En nuestro caso, partimos de las 485 mil 4 kilotoneladas que producimos en la actualidad hacia cero emisiones en 2050, según los compromisos establecidos por el gobierno federal en el Acuerdo de París.

La pregunta central es ¿Cómo lograrlo?, ¿cuáles serán las políticas adecuadas para arribar verdaderamente a esta meta? Una de ellas es la descarbonización de la economía; sin embargo, en el caso de México, esa parte no es posible, toda vez que el gobierno ha mostrado su decisión de usar precisamente el carbón en la generación de energía.

A esta decisión, hay que sumar las circunstancias que, en el caso de algunas empresas estatales, se vienen arrastrando, por ejemplo, la Termoelectrica Francisco Pérez Ríos y la emisión de partículas menores a 2.5 micrones y que representan un riesgo para la salud de las personas.

En el informe sobre la brecha de emisiones se informa que “en 2020, el avance más notable y alentador en materia de políticas climáticas es que cada vez más países tienen la firme determinación de alcanzar las cero emisiones netas en torno a mediados de siglo”.

Se asegura en el informe que “en el momento de redactarse, (sic) 126 países que represen-tan el 51% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI) han estableci-do formalmente o anunciado metas de reducción a cero neto o las están estudiando”, entre estos países en el informe se ve el compromiso de México es ese sentido.

Sin embargo, el mismo informe reconoce cierta incongruencia de los países, que “ponen de relieve el enorme desfase que existe entre la osadía de estas metas y la falta de ambición de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (CDN) para 2030” y deja entrever cierta incongruencia entre el nivel de las emisiones insinuadas de las políticas vigentes y el que se prevé para 2030.

El cambio climático es un problema que afecta a cada persona en el mundo, pone en riesgo su bienestar y su salud, pero sobre todo, el entorno en el que se desarrolla, lograr que sus efectos se vean minimizados mediante trabajos de adaptación y mitigación, es una de las enormes tareas que tienen los países.

Sin embargo, trabajar en ello, implica algo más que compromisos y buenos deseos. Involucra acciones reales y tangibles que demuestren la preocupación y ocupación del gobierno mexicano por sus ciudadanos.

Las políticas públicas que se orienten en este sentido, deben, necesariamente estar desli-gadas del discurso fácil y el compromiso demagógico por resolver el problema. Se trata del futuro de toda la humanidad.

El informe es claro, señala que “colectivamente, se prevé que los miembros del G20 sobrepasarán los tibios Compromisos de Cancún para 2020, pero no están bien encaminados en lo tocante a cumplir sus promesas de contribuciones determinadas a nivel nacional”.

De lo que se desprende que “nueve miembros del G20 están en vías de cumplir sus promesas de contribuciones determinadas a nivel nacional para 2030, cinco miembros no lo están y, en el caso de otros dos miembros, no se dispone de información suficiente para determinar cuál es la situación”.

Dura conclusión para un futuro lleno de incertidumbre y de amenazas insospechadas.