Ausentes
 
Hace (71) meses
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En tan esperado debate presidencial, además de la presencia de cinco candidatos, tres moderadores y la parafernalia de la televisión, hubo varias ausencias conspicuas. Ausencias cuyo nombre, millones de mexicanos teníamos en la punta de la lengua y que nunca fueron criticados por los directamente implicados. En primer lugar el Presidente de este país, Enrique Peña Nieto.

Es obvio decir que su partido, el PRI, está como está, gracias a su ineptitud y corrupción. En consecuencia su candidato José Antonio Meade se las ve invariablemente negras para desembarazarse de su sombra. Así lo vimos el domingo por la noche. Cómo ha de haber padecido el candidato, una persona ciertamente honorable, para evitar pronunciar su nombre, cuando sus adversarios hablaban de corrupción. Cuando hablaban de Odebrecht o cuando mencionaron las estadísticas sobre la violencia e impunidad. A Meade no le quedó otra, dada su supuesta lealtad al partido que lo eligió como candidato, que irse por la tangente y esquivar toda alusión a su jefe.

A estas alturas, nos preguntamos con frustración, aunque ingenuamente: ¿por qué diablos no aprovechó la oportunidad del debate para deslindarse, de una vez por todas, de Peña Nieto? Al no hacerlo se ve como un candidato débil y sin armas para un combate que se ha vuelto, casi, cuerpo a cuerpo. Por más que Meade repita una y otra vez que él sí es honesto, al electorado le quedan muchas dudas. ¿Criticar a EPN, lo vivirá como traición? No hay duda que debe autolimitarse por una absurda disciplina partidista que notoriamente le impide avanzar.

¿Cómo decirle al candidato presidencial de Todos por México, que si realmente le interesa llevar las riendas de este país, debería condenar, públicamente, al menos algunas de las acciones más que reprobables del Presidente? ¿Si lo reprueba la mayoría de los mexicanos, por qué se abstiene él de hacerlo? ¿Por qué no acuerdan entre los dos, Meade y EPN, que para salvar al PRI, habría que ser mucho más autocríticos? ¿Por qué no censura públicamente el socavón de Ruiz Esparza, la corrupción de Rosario Robles y Emilio Lozoya?

Estos silencios llegan a ser mucho más contundentes que sus propuestas, las cuales indiscutiblemente son tan buenas o mejores que las de sus adversarios. Ojalá que en el siguiente debate, Meade se atreva a transferir algo de la responsabilidad del fracaso de este sexenio. No vale la pena ser tan leal con el PRI, pienso que lo fundamental es ser leal con el país, con el compromiso que dice tener con México y con la gente que quisiera votar por él, pero que no puede porque eso implica votar por la corrupción y la impunidad.

A propósito de lo anterior, otro tema ausente durante el debate, que tiene que ver con EPN, fue la Casa Blanca, denuncia que provocó lo inconcebible, un ataque al cuarto poder: la salida del radio de Carmen Aristegui. Esta noticia dio la vuelta por todo el planeta. Todos hablamos de la Casa Blanca. Otro ausente durante el debate, cuyo nombre, la candidata independiente, Margarita Zavala, se le dificulta pronunciar cada vez más, fue Felipe Calderón.

Imposible hablar de Margarita Zavala sin evocar al expresidente. ¿Acaso no podemos las esposas criticar aunque sea de pasadita a los maridos? Zavala no cri- ticaría a su esposo, sino al que fuera Presidente del 2006 al 2012. Esto le da- ría todavía más credibilidad, y pasaría como una mujer realmente empoderada e independiente.

También ella debería ponerse de acuerdo (en lo oscurito) con Calderón y decirle: “Tú sabes lo mucho que te quiero y admiro, no obstante, te pi- do por favor que me des chance, para el segundo debate, de reprobar, aunque sea un poquito, la guerra que emprendiste contra el crimen organizado. Déjame por lo menos criticar la corrupción que hubo con la Estela de Luz y de la que no tuviste nada que ver”. He de decir que el tema ausente del debate que también me indignó fue cuando Meade le preguntó a López Obrador acerca de los departamentos que están a su nombre y que aparecen en el Registro Público de la Propiedad.

Sabíamos que el candidato de Juntos haremos historia nunca ha pagado impuestos, lo cual lo convierte en un fantasma fiscal, pero desconocíamos que fuera propietario de tres departamentos, mismos que no aparecen en su declaración 3de3. Como tampoco dijo nada el candidato respecto a que sus hijos cobraban en Morena. Afortunadamente lo que no estuvo ausente durante el debate fue el profesionalismo de los tres moderadores. Me gustaron más las preguntas que las respuestas.

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