Aunque tú no lo sepas
 
Hace (26) meses
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Si te doy mi poesía, con qué me quedo.

1: Aunque tú no lo sepas. Como la luz de un sueño / que no raya en el mundo pero existe así he vivido yo / iluminando esa parte de ti que no conoces / la vida que has llevado junto a mis pensamientos… / Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto / cruzar la puerta sin decir que no / pedirme un cenicero, curiosear los libros / responder al deseo de mis labios / con tus labios de whisky / seguir mis pasos hasta el dormitorio / También hemos hablado / en la cama, sin prisa, muchas tardes / esta cama de amor que no conoces / la misma que se queda / fría cuanto te marchas / Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo / hicimos mil proyectos, paseamos / por todas las ciudades que te gustan / recordamos canciones, elegimos renuncias / aprendiendo los dos a convivir / entre la realidad y el pensamiento. Luis García Montero

2: Asisto al concierto que efectúa la sinfónica de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. –Solo por dos razones– escuchar la música en conjunto, y escuchar el chelo de Milene. La posición de la mano es la correcta ‘L’, miro la rectitud en la columna vertebral y las piernas abiertas para tener mejor soporte del chelo y mayor control sobre el arco. Esa estética alcanzable solo por los músicos y los grandes toreros, me hace sentir comida para ratas, pareciera que el arco fuera un hueso que le sale por la muñeca, y se extiende, y alcanza una cascada de sonidos ceremoniosos que parten del centro y para el centro, que emanan de su interior, de ese corazón plagado de musicalidad y ritmo a esta cavidad estomacal que sangra lágrimas como ella emana bemoles, como si fuera a parir soles de queso en pleno claro de luna. Pareciera que sus manos tersas envolvieran la figura masculina, porque Milene acaricia tersamente, una y otra vez las cuerdas que jalan dentro de ti, como si fueras a obsequiarle las entrañas. Ahí sentada, concentrada en el vaivén de la melodía, no se entera, todavía no se entera, que un corazón de letras esta a punto de reventar, porque se ha adelantado al futuro, ha mirado imágenes perfectas que merecen ser vividas. Qué más da si se escucha a Stravinsky o a Tchaikovsky, el chelo de Milene esta encantado, he vuelto a creer en la magia; solo espero que ella crea en mi magia; en mi poder para crear poesía; en mi seriedad para dibujar sueños llenos de arte; crea en este adulto, que aún tiene deseos de niño; crea en un lápiz, y en una hoja; en un chelo. Para un día, mostrarle a la orilla de una isla, un poema que hable del amor, una canción que hable sobre Cuba, hablarle de la arena de mar, de una noche de estrellas y tantas otras cosas que por ahora carecen de sentido.

3: Me pongo a leer poemas de Dylan Thomas; escucho la música de Higinio Ruvalcaba; acaricio el cuerpo de una copa de paternina, degusto el vino y el tabaco; observo cuidadoso la construcción de la poesía; mi vida se basa en sensaciones, los sentidos constantemente están en uso, mientras lloro de la manera mas sensible que un hombre puede llorar, pienso en tomar el revolver y terminar con todo de una maldita vez. ¿Qué tenían esos hombres?¿De que estaban hechos? –aparte de ese temple y ese talento nato –lo hicieron todo, en cada nota me hacen sentir un hombre de porquería, a cada párrafo se muestran como dioses, como seres inalcanzables– nunca, –y de eso estoy completamente seguro– habré de llegarles a los zapatos. ¿Qué tendrán dentro de si? Porque me están matando (ahora la música llega al estado mas sublime, el poema también) y a mí me faltan fuerzas para jalar el gatillo. Estos hombres te llevan al suicidio, es como si te dijeran “hazlo mierda de hombre”. Malditos sean, crearon un monopolio de lo que hicieron, el violín acompaña la lectura y ningún hombre en la ciudad es capaz de sentir el fluir de la muerte en sus venas como yo ahora lo siento. Todo en esta vida se basa en los sentidos, el revolver en la sien a punto de soltar la ráfaga que habrá de terminar con este sufrimiento, pero no soy capaz, en lugar de hacerlo pongo stop a la casetera, cierro el libro, apago el cigarro y doy el último sorbo a mi copa, detengo ese sentir, detengo mi vida aun a sabiendas que los diarios no hablaran de mi, ni una puta palabra.

4: Escriban sus comentarios, críticas y más críticas y nada de elogios a: [email protected] twitter: @Vidal_Evans

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