Hoy es 9 de marzo. El día llegó. Sí, esa fecha tan esperada, tan controvertida, impulsada para visibilizar la realidad actual de las mujeres y, al mismo tiempo, exigir una acción inmediata y contundente por parte de todos para cambiar la dinámica que nos arrastra hacia la tumba de forma cruel, violenta e inhumana, dejando atrás historias de madres, hijas, amigas, esposas, compañeras de vida, para convertirnos en una cifra más.

La posibilidad de hacer un movimiento tan grande ha causado escozor en muchos y muchas. Hay quienes critican el hecho de que las mujeres organizadas hayamos decidido ausentarnos de centros de trabajo, negocios, escuelas, tiendas, plazas, calles, redes sociales… Cuestionan: ¿Qué va a cambiar? ¡Qué huevonas! Es un pretexto para flojear. Más bien, este 9M es el día para transformar nuestra realidad.

Hoy, antes de escribir este texto, hablé con muchas mujeres en la calle, para saber su opinión acerca del paro nacional al que inicialmente convocó el colectivo Brujas del mar, que propuso “Un día sin nosotras”, desde Veracruz, para crear conciencia de lo que ocurriría si alguna de nosotras faltara, como por desgracia hoy faltan ya mujeres en sus casas y los espacios cotidianos en los que deberían estar, si no hubieran sido arrancadas de la vida.

Las respuestas de las niñas, jóvenes, adultas con las que platiqué fueron tan diversas como somos todas. Algunas aseguraron que formarán parte del movimiento, otras más dijeron que no están seguras de sumarse porque no le encuentran sentido. La coincidencia fue que todas sabemos de casos de violencia, de alguien cercana, conocida o la hemos sufrido nosotras mismas.

De acuerdo con las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema de Seguridad Pública, tan solo en enero de 2020 el registro alcanzó 8 mil 186 mujeres víctimas de algún delito. De esa cantidad, 56 por ciento fueron por, lesiones dolosas; 17.40 por ciento, por lesiones culposas; 3.62 por ciento, fueron homicidios culposos; 3.02 por ciento, homicidio doloso; 0.89 por ciento, por feminicidio; 0.31 por ciento, por trata de personas; 0.01, por ciento por tráfico de menores; 0.45, por ciento secuestro; 1.43 por ciento, por corrupción de menores; 0.17, por ciento por rapto, y 3.26 por ciento, extorsión. Tan solo en un mes.

Y así, muchas veces nos convertimos en números, sin identidad. Eso es lo que no queremos más. Necesitamos seguir siendo nosotras, seguir vivas en un contexto de libertad y de seguridad. Hoy los colectivos se organizan, pero también lo hacen quienes no forman parte de alguno de ellos, las académicas, las estudiantes, las profesionistas, las amas de casa, para hacer que la ausencia de mujeres hable y grite: ¡No más! ¡Ni una menos! ¡Basta!

Los casos de presuntos delitos de feminicidio en los años recientes han ido en aumento constante cada año. En 2015 se registraron 411 casos en todo el país; en 2016, fueron 604; en 2017, se registraron 741; en 2018, 892, y en 2019, 980. En cinco años, la cifra creció más del doble.

Son asesinatos de mujeres por el hecho de serlo. No importó su edad, cómo vestían, a qué se dedicaban, la hora del día. Alguien más decidió usar la fuerza para quitarles lo más preciado que tenían, muchas veces de formas tan crueles que no alcanza la mente a imaginar, pero duele. Duele escuchar, leer, ver una y otra y otra vez, la misma noticia, con diferente formas.

El de hoy es un llamado a que cambiemos esa realidad, esa sociedad en la que nos hemos convertido, en donde vale más una imagen política que la vida de alguien a quien no solo le quitaron la vida, sino que hicieron que sus últimos momentos fueran los más aterradores de su existencia. Hoy es el día de mostrar la fuerza de las mujeres. Hoy nos quedamos en casa para que mañana podamos salir libres, vivir seguras.